Al igual que la anterior esta nota tiene mucho
contenido de comida. Prometo que la próxima publicación el vino será nuevamente
el único protagonista., pero me pareció valido hablar de las pizzas.
Cuando alguien habla de comida Argentina
siempre aparece el asado en el podio, y es que nuestra carne es prestigiosa
mundialmente, pero cuando se trata de otras comidas muchas veces
regionalizamos, entonces empanadas como en el norte no van a encontrar en
ningún lado y cuando de pizzas se trata Buenos Aires siempre saca chapa. Si
bien la pizza es una comida italiana Argentina la mejoro notablemente, y hablo
con conocimiento de causa. Decidimos aprovechar este viaje no solo con los
vinos y recorrer en medida de lo posible
las pizzerías más tradicionales de la ciudad capital.
Nuestro tiempo era poco y las recomendaciones
que sonaban en la red llegaban a las 10 en promedio. Basándonos en nuestra
ubicación (el obelisco) seleccionamos 5 pizzerías y ahí probamos de a porciones
dos estilos, fugazzeta y mozzarella. Primero comenzamos con dos porciones cada
uno, acá tenemos la primera diferencia en las pizzas, las porciones son muy
cargadas, entonces, comer más de 4 porciones es algo complicado, algo que no
pasa con en el resto del país ni en Italia. A partir de la primera experiencia
comenzamos a pedir una porción de cada estilo y compartir. Otra cosa que
aprendimos fue que el precio es inferior si se come de parado en la barra que
sentado en la mesa. Les cuento un poco como nos fue, con una mirada muy
personal claro, en lo que denominamos “la ruta de la pizza”.
Nuestro
primer lugar fue “Las Cuartetas” en Av. Corrientes al 800, lugar en el que se
encuentra desde 1935, claro que ya sufrió varias modificaciones y ahora es más
grande. La sorpresa fue grata y definitivamente para comer alguna pizza como en
Buenos Aires fuera de la provincia hay que hacerla en casa. La pizza de acá
tiene una masa muy alta, personalmente prefiero un término medio. Bien cargada
y sabrosa. En el podio ocupa el tercer lugar. Prefiero la de Fugazzeta a la de
Mozzarella pero las dos están bastante bien. Para comer de parado si no está
lleno el lugar es cómodo.
Continuamos el camino y llegamos a “Banchero”
en Av. Corrientes y Talcahuano, inaugurada en 1932 es talvez la pizzería más cómoda
de la que recorrimos para comer de “parado” ya que cuenta con banquetas.
Personalmente es la última en mi ranking, de hecho la de mozzarella no me
gusto, acá pedimos faina y estaba correcto. Solo eso. Por la cantidad de gente
que había entiendo que tiene muchos seguidores pero yo no soy uno.
En tercer lugar pasamos por Güerrin en Av.
Corrientes al 1300, fundada al igual que la anterior en 1932, a este lugar lo
repetimos la última noche para beber unas cervezas, acá es incómodo comer de
parado porque va mucha gente y hay poco espacio, además una de las “mesadas”
para comer está en el camino de la fila para pagar, pero si te quieres sentar
tienes dos pisos y un entre-piso lo cual le da mucho lugar, además un mostrador
con dulces pasteleros que tientan, pero nuestro objetivo era la pizza. Diré que
es mi segundo lugar. Nuevamente la fugazzeta me gusto más que la de “muzza” de
hecho más que la de “Las Cuartetas”. Si bien le quite puntos por la incomodidad
el show de los pizzeros y la vista a la cocina compra mucho y te da un viaje en
el tiempo.
El cuarto iba a ser Los inmortales, justo al
frente de Güerrin, pero no venden pizzas por porciones y estaba lleno, lo cual
fue un alivio porque estábamos al límite de no poder comer más y mi compañero
de aventuras ya la había probado en otro viaje y no quedo muy contento. Así que
en cuarto y último lugar fuimos a “El Cuartito”. Esta fue mi preferida, ambas
variedad muy sabrosas, en la de mozzarella se puede sentir el gusto a salsa
equilibrado con semejante cantidad de queso y la de Fugazzetta tiene “relleno”
lo cual la hace una “doble Fugazzeta”. La decoración es muy deportista vintage
y aunque creo que es hincha de Velez el dueño no le voy a bajar puntos por eso.
Acá pedimos además un vaso de “moscato” y completamos así la famosa canción de
Memphis. Ninguna pizzería tiene competencia en esta bebida. Todos usan el moscato
de bodegas Crotta. Imagino que la bodega estará muy contenta con eso.
A la noche nos esperaba el señor Mr. Wine en
su casa junto a Eduardo Vidal, enólogo y propietario de Nube negra wines, y
unos cuantos compañeros que solo conocía por las redes sociales completaron la
mesa. La noche tuvo algo hermoso que los no consumidores de vinos no
entenderían, el protagonismo de esta bebida durante el 90% del tiempo.
Antes de los vinos me gustaría comentar algo, mis respetos para con los enólogos pasa más allá de hacer buenos productos, esto tiene que estar complementado con los conocimientos que tienen sobre otros producto. Un enólogo que solo prueba y recomienda su vino pierda mi total interés, afortunadamente este no era el caso, el enólogo de Nube Negra conoce bien los mejores y peores productos de esta industria. Ya con una simpatía fuimos a probar de manera más abierta los vinos de una bodega que por el momento no está en Tucumán pero que suena en las redes sociales y la tenemos en nuestro inconsciente.
Antes de los vinos me gustaría comentar algo, mis respetos para con los enólogos pasa más allá de hacer buenos productos, esto tiene que estar complementado con los conocimientos que tienen sobre otros producto. Un enólogo que solo prueba y recomienda su vino pierda mi total interés, afortunadamente este no era el caso, el enólogo de Nube Negra conoce bien los mejores y peores productos de esta industria. Ya con una simpatía fuimos a probar de manera más abierta los vinos de una bodega que por el momento no está en Tucumán pero que suena en las redes sociales y la tenemos en nuestro inconsciente.
En primer lugar probamos algo especial, un
adelanto de lo que será el Espia, el vino de entrada a la bodega, en esta línea
tuvimos dos versiones, una que es a pedido especial de Brasil y la otra que se
comercializara acá, entiendo que los paladares son diferentes y me quedo con la
nuestra, a nuestro país vecino le gustan otro tipos de vinos que si bien me
agradan, no me emocionan. El vino “nuestro” me gustó mucho y si bien no diré el
precio yo pagaría un par de pesos adicionales a lo que valdrá en el mercado, o
sea, hablamos de un buen producto. La promesa del enólogo fue empezar a
etiquetar y embotellar en breve ya que las muestras que probamos fueron
embotelladas especialmente para nuestra reunión y algunas presentaciones más así
que estaremos atentos a lo que sucede en las próximas semanas.
Luego siguió el Nube Negra 2010, un vino que
fue de mi total agrado, bien lo sirvieron la nota láctica salió de inmediato,
luego se mantuvo la manteca pero sin molestar y dejando que las frutas se
muestren presentes. Frutas maduras y una madera muy bien integrada le dan un
encanto a este vino que se encuentra en el competitivo mundo de los “Alta
Gama”.
Como broche de oro tuvimos la exclusiva del
Nube Negra 2011, sacado de barrica para traerlo acá, o mejor dicho llevarlo allá,
tiene una frescura diferente a mucho que me gusto. Yo sentí que tenía un blend
de alguna uva más elegante tipo pinot, otros sintieron la nota de oporto y
otros el aroma a Bourbon, lo cierto es que no había blend ni nada raro, ese
aroma era por el roble americano que predominaba por sobre el francés, la
verdad que un dato que nos sirve mucho a los que estamos aprendiendo
constantemente sobre esta bebida.
Charlas distendidas de por medio y la
admirable historia de Eduardo al renunciar a muchas cosas por el amor de hacer vinos
que lo llenen, o sea sus vinos, dio lugar a que llegara la última botella de la
bodega, Nube Negra 2008, una añada de las que muchos en la mesa estaban
enamorados hace bastante. Un vino que conserva la fruta pero que de a poco
empieza a mostrar lo que serán las notas de evolución. Personalmente la 2011 me
gusto más. Pero claro, son gustos, el vino estaba bueno. La realidad es que
esta pequeña bodega, extremadamente “boutique” elabora vinos de calidad que
valen la pena ser probados.
La noche empezaba a cerrar las persianas y
concluimos con unas burbujas para festejar un nuevo encuentro, en este caso un
Alma 4 chardonnay, vino que me gusto más que la versión de riesling que habíamos
probado el día anterior. Aunque talvez las copas fueron las culpables de esto.
Ya lo probaremos nuevamente con otras copas y les cuento. Increíble atención
una vez más de Musu (Mr. Wine) y un placer haberlo conocido y poder beber unas
copas con “El Edu” Vidal.
Gracias por increíble noche a todos los
participantes y en especial a nuestro anfitrión que mas allá de abrirnos las puertas de su casa nos lleno el estomago deliciosamente.
Muy completo informe, Leo, muy buena nota. De las pizzas, si bien no es mi especialidad, me quedo con el Cuartito. Y el Nube Negra una pena que me perdí esa reunión a la que estaba invitado, pero por suerte pude probarlo al día siguiente en el Desafío Federal. Saludos!
ResponderEliminarYa organizamos otro, la verdad que yo tambien me quedo con el cuartito. Tiene magia el lugar.
Eliminar¡¡¡Qué grande #LaRutadelaPizza !!!
ResponderEliminarSe nota que no pararon un minuto en Baires, ni de comer ni de beber, digo.
¡Saludos!
Afortunadamente no paramos. Mucha oferta, pocos dias. Se tienen que prender para la segunda parte de #larutadelapizza
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