El 26 de octubre
Cafayate festejo su cumpleaños, en este 2015 llego a la breve edad de 175 años.
Para ciudades ancestrales todavía no salió de la infancia, pero para los que
vivimos cerca vemos una ciudad adolescente que se desarrolla continuamente y
siempre “pega el estirón” como decía mi abuela.
Como habitante de Tucuman
ir a la ciudad vallista salteña es algo muy natural desde chico. Pero hace muy
poco, unos cinco años aproximadamente, Cafayate me habla de otra manera.
Las cercanía la va
marcando Tolombon que es la antesala a esa última curva donde puedo
ver las plantas de Finca Río Seco y Altos los Cardones que me saludan y los
Malbec y Cabernet que me esperan en algún
punto de la bodega el Porvenir para
mostrarme lo bien que los trato Marianito, la tradicional Bodega Etchart con
sus imponentes piletones que hacen valorar también los trabajos a gran escala o
Domingo Hermanos que me regresa a mi adolescencia donde las damajuanas eran
nuestras compañeras en campamentos y reuniones con amigos y hoy, tengo la
suerte de saber porque la disfrutábamos tanto. El camino que te invita a
visitar las cascadas a mí me hace golpear la puerta en Amalaya para ver
que estará haciendo Paco para llegar a esos blend tan quirurgicamente armados.
O a veces volviendo de Salta a Tucumán por esa ruta mágica de los
valles la entrada que te invita a desviarte a Yacochuya para comer y beber rico en Piattelli
o encontrarnos con alguna locura del Rafa en Domingo Molina, lugar que tiene una de las mejores vistas a Cafayate o ahí, justo antes de subir ver el otro monstruo que es el
Esteco. Sí, la ciudad está custodiada por dos patovicas que cuidan a muchos
niños prodigios.
Cafayate es hermosa,
pero no es solo vino, la plaza tiene magia y cada vez que voy veo su gente que
te llena de tranquilidad y me dan ganas de comer las tortillas que hacen a la
parrilla muy de nuestro norte, pero allá, a 1700 metros tienen un sabor
especial, hasta el folclore del cual no soy un gran oyente me gusta escuchar. Y
comer una empanada de queso del Rancho o una pizza del zorrito y ¿porque no algún
plato más elaborado de terruño? Después un aperitivo en Stragos y ver quién es
el artista de turno en Doña Argentina, así se disfruta la vida.
A casi tres horas en
auto desde mi ciudad tengo amigos, tengo historias y tengo magia ¡Que linda que
es Cafayate!
¡¡Feliz Cumpleaños!! a descorchar Torrontes y Tannat.
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