jueves, 15 de octubre de 2015

Mi paso por la Vinexpo 2015

 Después de un abandono violento de mi querido blog vengo a retomar la escritura, espero que para no dejarla por mucho tiempo ya que tengo muchas cosas para contarles.

Para empezar vamos por lo que fue mi visita a la vinexpo 2015 en Bordeaux. Si la que se hizo en junio ¿Vieron que estaba muy abandonado?

 La segunda vez que visito en mi vida Bordeaux y realmente es mágico, inclusive con anécdotas que no repetiría, como buscar estacionar en la calle por ejemplo, es una odisea y gastas más combustible que el que te ahorras dejándolo en un parking pago. Así que tomen nota de esto.

 Llegamos junto con mi novia el mismo día que inauguraba este evento que se posiciona como la feria más importante de vinos a nivel mundial y que te deja impactado al mismo tiempo que se amontonaron todas las recomendaciones que me habían dado amigos que ya pasaron por esta tremenda experiencia.
 Cuando me dijeron que es grande nunca dimensione lo que significaba realmente hasta que lo vi. El plan era simple, básicamente el que se utilizaba en cualquier feria. Blancos, espumantes, rosados, tintos, tintos, tintos y dulces. Algo realmente inaplicable a la Vinexpo.
 En la entrada nos recibía los vinos de Jura y su delicioso Château-Chalon, hasta acá el plan iba perfecto, largamos con los blancos y que apertura, de ahí empecé a buscar stands como un niño en una juguetería liberada toda para el, o casi toda al menos. Recordé el consejo de Mariano (Quiroga) y fui directo al stand de Decanter, a su selección de blancos claros, pero… me tente y pase a los tintos.
De ahí en más todo un desorden ¿pero importa realmente?
 A lo largo de los días la consigna era clara, sacarme gustos de tierras conocidas, seguir aprendiendo de tierras desconocidas, acercarme a nuestros vecinos chilenos e intentar alejarme de mi amada Argentina por la única razón que puedo seguir probando nuestros vinos de local.
 Así es como le saque el jugo a los Oporto, Madeira y Jerez, y preste atención a Napa, Sudafrica, Alsacia, Alemania (a pesar de la mala onda de quienes atendían el stand bandera), Cahors de donde viene nuestro Malbec y me acerque a las raíces chilenas de Kaiken y Doña Paula. Alejarme de Argentina no fue tan difícil, si me tome el permiso de un torrontes del Porvenir de Cafayate, el Cabernet Franc de Kaiken, unas líneas de bodega Caro que nunca había visto y algunas joyitas de Catena que estaban entres los seleccionados de Decanter.
 Un mundo de aprendizajes con los diferentes  cremant de bordeaux, los champagne, los cavas y sparklings varios.

 Un lujo que me quería dar desde hacía muchos años eran probar los rosados de la provence, pero probar en serio! De las 65 muestras que había seguro me detuve en la mitad. Solo porque le quitaba lugar a los tintos, pero sino las probaba las 65, espero en algún momento aprendamos a beber mas rosado a nivel local.
 La vinexpo es hermosa, pero no olvidemos que es una feria orientada a lo comercial y no al consumidor, en cada de stand de las cientos de bodegas es una parada obligada a charlar y aprender, dicho asi suena lindo, pero si queres probar mas vinos esto te lo dificulta ya que son entre 15 y 20 minutos por stand donde te intentan convencer que debes llevarte un contenedor para tu país. Es por esto que están buenos los lugares temáticos que no se enfocan en la bodega sino en el vino y a partir de eso decidís profundizar en alguna bodega en particular.

 Consejos para quien vaya a la próxima edición y para mí por si me olvida:
-          Anotarse en las charlas que dictan
-          Estudiar y hacer un mapa de las bodegas participantes
-          Estudiar más ingles
-          Mañana a visitar bodegas, almuerzo y ahí si aprovechar la vinexpo hasta el cierre.
Con esto creo que lo podemos disfrutar más.

 En balance general y como opinión personal me vine con la idea que estamos lejos de tener vinos blancos del nivel del viejo mundo. En espumantes podemos competir sin llegar a pensar en el dream team (Cristal, Krug, Dom Perignon…) al menos por ahora. En tintos, tenemos nuestro estilo y merece respeto mundial. Vinos como los nuestros no hay. Pueden gustar o no, pero son únicos. En dulces y rosados me parece que tenemos mucho por aprender, pero bueno, entiendo que no es a lo que le prestamos atención en el mercado local y por mas romántico que puede ser el vino no olvidemos que alimenta a muchas familias y para esto tenemos que pensar en que hay que venderlo.

 Podría hablar mil cosas mas de tan gigante evento, pero no terminamos mas y me dieron ganas de descorchar..

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